viernes, 24 de abril de 2015

Análisis del poema El Vampiro


El vampiro.

Le Vampire, Charles Baudelaire (1821-1867)

Tú que como una cuchillada
entraste en mi triste pecho,
tú que, fuerte cual un rebaño
de demonios, viniste, loca,
a hacer tu lecho y tu dominio
en mi espíritu humillado.
-Infame a quien estoy unido
como a su cadena el galeote,
corno al juego el jugador,
como a la botella el borracho
como al gusano la carroña,
-¡maldita seas, maldita!
Rogué al rápido puñal
que mi libertad conquistara
dile al pérfido veneno
que socorriese mi cobardía.
Mas ¡ay! puñal y veneno
despreciándome, me han dicho:
"No mereces que te arranquen
de esa maldita esclavitud,
¡imbécil! --si de su imperio
nuestro esfuerzo te librara,
tus besos resucitarían de tu vampiro ¡el cadáver!".


La relación Psicológica entre Eros (sexo) y tánatos (muerte) desde el punto de vista de Sigmund Freud, ha sido una constante en el ser humano; la poesía claramente habla de la muerte como un estado de éxtasis de quien la sufre en relación al placer del sexo con una criatura desconocida, quizá un muerto viviente. El estereotipo de la mujer vampiro es una silueta femenina sensual y sexual que es capaz de dar placer y una lenta muerte por desangramiento de su víctima al encajar afilados colmillo en el cuello del desdichado que se encontró a su paso; sin embargo la muerte del sujeto en cuestión es rodeada por una esfera de sensualidad exquisita. Por otro lado el estereotipo del vampiro de silueta masculina es un sujeto alto, de ojos y mirada profunda capaz de seducir con el encanto de sus ojos y su voz así como elegancia a las damas que se vuelven posteriormente sus víctimas mortales. En este caso la víctima masculina acepta su muerte ya que realmente la desea, denotando una personalidad necrofilica y representa psicológicamente tal vez el lado oscuro que todos podemos llegar a tener.


EL NATURALISMO



El naturalismo es un estilo artístico, sobre todo literario, emparentado con el realismo, basado en reproducir la realidad con una objetividad documental en todos sus aspectos, tanto en los más sublimes como los más vulgares. Su máximo representante, teorizador e impulsor fue el escritor Émile Zola que expuso esta teoría en el prólogo a su novela Thérèse Raquin y sobre todo en Le roman expérimental.


Historia


Desde Francia, el Naturalismo se extendió a toda Europa en el curso de los veinte años siguientes adaptándose a las distintas literaturas nacionales. El naturalismo presenta al ser humano sin albedrío, determinado por la herencia genética y el medio en que vive. En él influyen el Positivismo de Auguste Comte, que no valora lo que no puede ser objeto de experiencia, el Utilitarismo de Bentham y Stuart Mill, que juzga todo en función de su utilidad, y el Evolucionismo físico de Darwin y social de Herbert Spencer, que niega la espiritualidad del hombre al negar la intervención divina, y el materialismo histórico de Marx y Engels. En la mayoría de los escritos lo que se intenta es reflejar que la condición humana está mediatizada por tres factores:

1. La herencia genética

2. Las taras sociales (alcoholismo, prostitución, pobreza, violencia)

3. El entorno social y material en que se desarrolla e inserta el individuo.

El Naturalismo refuta el Romanticismo rechazando la evasión y volviendo la mirada a la realidad más cercana, material y cotidiana, pero, lejos de conformarse con la descripción de la mesocracia burguesa y su mentalidad individualista y materialista, extiende su mirada a las clases más desfavorecidas de la sociedad y pretende explicar los males de la sociedad de forma determinista.

El Naturalismo en Hispanoamérica



En América, vinculado al llamado Indigenismo, representan el Naturalismo los puertorriqueños Matías González García y Manuel Zeno Gandía, el chileno Augusto d'Halmar y la peruana Clorinda Matto de Turner quien alcanzó un gran éxito con su novela Aves sin nido. 
Otra figura destacada del naturalismo peruano fue Mercedes Cabello de Carbonera cuya novela Blanca Sol fue muy controvertida. El argentino Eugenio Cambaceres tiene importancia por destacar la decadencia de las clases privilegiadas con novelas como Música Sentimental y Sin rumbo. En México, destacaron Federico Gamboa con su célebre novela Santa; Ángel del Campo, que usó el pseudónimo de "Micrós", y Vicente Riva Palacio. En Cuba destaca sobre todo Carlos Loveira, acompañado de Miguel de Carrión y Jesús Castellanos. En Centroamérica, Enrique Martínez-Sobral practicó el naturalismo en la novela "Alcohol".